04/02/2024

Do apeirógono (II) - ¿Podemos confiar en los expertos?

«La pretensión de tener buen ojo para la pintura plantea dos grandes interrogantes. En primer lugar, ¿cómo se aprende esta habilidad? Y, en segundo lugar, ¿hasta qué punto son fiables las conclusiones? Aunque los mejores expertos emiten sus juicios en un instante, se basan en largos años de experiencia. Del mismo modo que los críticos literarios realizan una ‘lectura minuciosa’, los entendidos practican la ‘observación minuciosa’ de los cuadros durante horas, todos los días»

MI proyecto actual consiste en escribir una historia del oficio de los expertos, es decir, la práctica de juzgar obras de arte, especialmente pinturas, evaluar su calidad, atribuir estas obras (a menudo no firmadas) a un artista determinado y diferenciar un original de una copia (incluidas las falsificaciones). Estoy escribiendo esta historia desde el punto de vista de un historiador del conocimiento; será mi séptimo libro sobre el tema, cada uno examinando el conocimiento desde un ángulo diferente. Se centrará en Occidente desde el Renacimiento hasta la actualidad, sin dar por sentado que este arte de juzgar sea exclusivamente occidental (los expertos ya ejercían en China hace bastante más de mil años) o que surgiera de repente en torno a 1500. Al igual que muchas otras prácticas, es probable que esta existiera antes de que fuera documentada. En el siglo XVIII, la aparición de los grabados permitió a los expertos comparar obras dispersas por museos de distintas partes de Europa. En el siglo XIX, la fotografía hizo lo propio. En el siglo XX, la dendrocronología ayudó a datar las pinturas sobre tabla. Hoy en día, la inteligencia artificial ha empezado a utilizarse para la atribución, comparando las pinceladas de un cuadro determinado con las pinceladas típicas de un pintor concreto en el banco de datos de la máquina