os aromas do tempo que corre, dizem-nos que cada qual usa a geodésia a seu bel-prazer e de acordo com a(s) 'ciência'(s) por si validada(s). Chega-se a isto quando se dá conta que 1. cada homem determina por si próprio o tipo de pensamento que quer ter e 2. quem anda à nossa volta não tem interesse em ser desenganado.
Ø
En
francés (y en otros idiomas, como el mío, el esloveno) para designar el
“futuro” existen dos palabras que no pueden traducirse adecuadamente en algunas
lenguas: futur y avenir. Futur designa el futuro como la continuación del
presente, mientras que avenir es una discontinuidad con el presente: lo que está
por venir (à venir), no solo lo que será. Si Trump estuviese por derrotar a
Biden en las elecciones de 2020, hubiera sido (antes de las elecciones) el
futuro presidente, pero no el presidente por venir.
El
pasado está abierto a reinterpretaciones retroactivas, mientras que el futuro
está cerrado, ya que vivimos en un universo determinista. Esto no significa que
no podamos cambiar el futuro; solo significa que, para cambiar nuestro futuro,
primero deberíamos (no “entender”, sino) cambiar nuestro pasado, reinterpretarlo
de manera que se abra hacia un futuro diferente del que implica la visión
predominante del pasado. ¿Habrá una nueva guerra mundial? La respuesta puede
únicamente ser paradójica: SI fuera a haber una nueva guerra, será una guerra
necesaria: “si tiene lugar un acontecimiento excepcional, una catástrofe, por
ejemplo, no podría no haber tenido lugar; sin embargo, en tanto no tuvo lugar,
no es inevitable. Es, pues, la concreción del acontecimiento – el hecho de que
se produzca – lo que crea retroactivamente su necesidad”. Una vez que estalle
el conflicto militar a pleno (entre EE.UU. e Irán, entre China y Taiwán, entre
Rusia y la OTAN...), aparecerá como necesario, es decir, leeremos
automáticamente el pasado que condujo a eso como una serie de causas que
necesariamente provocaron el estallido. Si no se produce, lo leeremos como
leemos hoy la Guerra Fría: como una serie de momentos peligrosos en los que la
catástrofe se evitó porque ambas partes eran conscientes de las consecuencias
mortales de un conflicto mundial.